Noticia de la revista Redagricola.
Periodista Consuelo Schwerter Téllez, Fotos: ChileOliva
Con consumidores que cada día son más conscientes de cómo se producen y elaboran los alimentos, implementar acuerdos de producción limpia permite que cada producto que se exporta, tenga una buena aceptación en los mercados de destino.
Así, en 2011, justo el año que se desencadenó la crisis hídrica, ChileOliva, comenzaba a trabajar en una estrategia de sustentabilidad para hacer frente al cambio climático y los efectos que conlleva. No habían pasado dos años y ya habían impulsado el primer Acuerdo de Producción Limpia (APL), que consideraba siete lineamientos en materia de sustentabilidad, que propició la certificación a 17 empresas del rubro por un periodo de tres años.
Hoy en día ya no son 17 empresas, sino que se han sumado otras cinco a un segundo APL que vio su génesis en 2020, y que ya en 2021 se iniciaba la certificación de empresas de las regiones de Coquimbo, Metropolitana, O’Higgins y Maule, proceso que culminaría un año más tarde, corroborando que cada una de ella cumplía con los requisitos.
Los planes de sustentabilidad están diseñados de acuerdo a la distribución geográfica de la zona productiva, teniendo en cuenta las necesidades y desafíos de cada región. “El proceso tiene dos etapas; primero la auditoría externa y luego una validación del sector público que lo hace la Agencia de Sustentabilidad. Todas estas acciones ocurrieron en 2022 y nos permitieron certificar el acuerdo que tiene una duración de tres años”, explica González.
La diferencia entre ambos APL es que en ese segundo se han incluido metas que no se estaban implementando en otros acuerdos. “Entonces, fue muy novedoso en ese sentido”, sostiene González sobre un APL que considera nueve Metas de Sustentabilidad.
COOPERACIÓN ENTRE ORGANIZACIONES
El camino que ha recorrido ChileOliva sigue la ruta que han tomado otras instituciones. “Hemos seguido lo que ha hecho Chilealimentos y el Código de Sustentabilidad de la Industria Vitivinícola Chilena. Ellos van más adelantados en este tema y han sido muy buenos aliados porque nos han compartido su experiencia y cooperado con nuestras dudas”, comenta la jefa de proyectos de ChileOliva.
Entre las empresas asociadas a ChileOliva, hay quince que cuentan con campo y almazara, seis que se dedican a producir aceituna para aceite de oliva y una empresa comercializadora, que compra el aceite de oliva y lo envasa. Todas ellas son parte del APL porque forman parte del proceso de producción, distribución y comercialización del producto.
La gestión de residuos también es parte importante de este convenio. Durante 2022 se valorizó el 92% de los desechos generados durante el proceso productivo. En cuanto a eficiencia hídrica y energética, lograron disminuir el consumo de agua por tonelada de aceite en un 28% y bajaron el consumo total de energía por tonelada de aceite en un 12%.
Además, una meta comprende la protección de la biodiversidad, especies nativas y cuidado del suelo a través de medidas como el desarrollo de un programa con acciones a realizar, que considera un plan sobre biodiversidad y otro plan frente a riesgos climáticos. Este último incluye la realización de cortafuegos en áreas de interés para evitar incendios forestales.
Actualmente, el APL es un acuerdo al cual las empresas adhieren de forma voluntaria. Para González es importante que se mantenga de esta forma, pues demuestra el real compromiso de sus afiliados por cumplir las metas establecidas.
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